El cielo es un negro opaco de nubes apagadas
donde claman a grito la dicha de sabores aterciopelados.
Provócame extendiendo tus manos en medio del universo,
acariciando a las
estrellas;
con tu mirada, viendo como brillan los luceros…
Provócame y la luna aparecerá
con sus cuatro caras.
Provócame, para que mi boca pueda besar al diablo;
mi beso, rompa lo
agrio del pasado
y en la memoria, las
adelfas del camino
siempre nos recuerden donde están los adiós
de los pechos latiendo a borbotones.
Provócame y mi cuerpo será tormenta,
romperá los espacios,
los tiempos…
Nos recordará de qué
color son los almendros
y pintará las primaveras de los otoños nevados.
Provócame y la cama
se cubrirá de pétalos de rosas,
tu perfume calentará los inviernos
para que naden los deseos de este amor eterno.
María Sánchez/ junio, 2018
Poemario: Dos mujeres al borde de la esperanza
Reservados los derechos
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