domingo, 18 de octubre de 2020

Pandemia...

 



Subo a la azotea de la inconsciencia,

para airear las palabras y los sentimientos.

Veo como el levante revolotea a tanta maldad,

ahogando los sollozos entre suspiros

y dejando los residuos arrastrados por esta pandemia.

El temporal barrió la inteligencia de los sabios,

invadiendo de lágrimas al planeta tierra,

ninguna oración lleva la esperanza a las salas

donde lloran de soledad cientos de enfermos.

La impotencia de los sanitarios y especialistas,

que como cualquier humano, son infectados

haciendo frente a esta maldita enfermedad

de noches largas y solitarias…

donde, ni los búhos cantan.

No es por casualidad esta pandemia,

apelando al sentido común…

También se defiende la naturaleza,

diciendo: “BASTA” a tanta brutalidad

buscando culpables y jalonando al mundo.

Después de tantos días de confinamiento,

me asomé al acantilado,

me esperaba el mar con sus olas de espuma,

 melodiosamente chocando contra las rocas del baluarte

  y entonando un hermoso canto

para estos sentidos que tanto lo han extrañado.

Y yo, estaba allí… Gracias a la NATURALEZA,

 admirando el hermoso paisaje de la VIDA.


Maria Sánchez Román

Antología: VOCES SOLIDARIAS II

Ateneo Blasco Ibáñez- Valencia

Derechos reservados

sábado, 17 de octubre de 2020

No quiero que sientas frío...

 



                                                                    



letra de Maria Sanchez 

Música y voz: Silvia Noemi Occorso

Montaje del video: Rosa Iglesias


( Dedicado a mi padre, el padre que siempre fue… )

No

No quiero que sientas frío,


 él recorre mi cuerpo, 


me deja muda y vacía

 

cuando no siento el calor en tus manos,

  

cuando no siento el suspiro llenándome de vida.


Entre campos de amapolas muertas, 

el frío salpica gotas de sangre. 

El frío paraliza mis venas, 

me hunde en el tiempo,  

me ahoga, me quema…


No, 

no quiero que sientas frío  

y cada tarde te acurruco  entre los brazos del ocaso,  

imaginando la última sonrisa, 

 

dibujada en tu boca para mis ojos.

 

Sigo esperando en cada mañana 

esos sorbos calientes o fríos

 

regalados por la vida,

 

el dulzor a anís en la boca de la ilusión,

  

en los campos arados de tu amor.




Poemario: El piélago de los versos

reservados los derechos