viernes, 4 de abril de 2014

Te busco y no te tengo...



Camino por el barranco que forma mi cuerpo
abro la boca, trago el aire
y hago surcos de caminos,
que entre mis dientes se duermen
volviendo a la misma canción.
Bailo con los recuerdos,
te busco y no te tengo
y quisiera arrancarme la vida a pedazos.
Heladas de frío me buscan
las hojas de nostalgias
para acurrucarlas sobre mí pecho
y arden los bosques con mis suspiros,
Atrás se perdió el verano
entre sudor, sal y brisa.
El verano que no engendró pasiones,
sólo puestas de sol tras la ventana
que dejan caer la música de blus
o nanas aterciopeladas.
El verano que no gestó ilusiones,
donde te busco y no te tengo
y mis manos siguen amasando
tu cuerpo despechado, ceñido.
Y con los ojos abiertos
recorro tus muslos y tus pechos,
impregnados del perfume embriagador
y culpándome cada vez más,
soledad tras soledad,
por vivir un amor sin sueño
porque en él te busco y no te tengo.


(María Sánchez, marzo, 2014
Reservado los derechos)

Caminante al vuelo

                                                                                               
     
                                                            “…Al andar se hace camino, 
               y al volver la vista atrás
                    se ve la senda que nunca
                    se ha de volver a pisar…”
                                                                                                                                                                                  (Antonio Machado)







Los pájaros formaban  pentágrama
en los alambres que se alzan al cielo;
las cigüeñas en sus nidos
ponían la nota final
y los árboles cantaban
con voces angelicales
al compás del trino
y el repique de campanas.
Los eucaliptos y los almendros
me traían los aromas que aspiraba.
Los conejos  y las perdices
jugaban en aquel prado
y el agua corría firme por los arroyos.

En el barro endurecido del camino
mi vista seguía las pisadas
de  los ojos que sueñan
en las tardes  lentas de silencio
y  miradas eternas.

Me sentía libre,
los recuerdos me invadían.
Veía que estaba cerca,
muy cerca de aquel pueblo
donde todo era un coro de monotonías.

Por un instante paré para ver
como los pájaros alzaban de nuevo el vuelo
y te vi con ellos, surcando, una vez más,
el camino hacia el jardín del anhelo,
marcando el horizonte
con la magia de tu dedo.

Me quise quedar en  esta dichosa vida
donde  habita mi mente,
para hacer frente a los  miedos
que nos hacen esclavos
y nos atrapan en los sueños.


(María  Sánchez,  2014. Este poema ha sido inspirado para la escultura de Ernesto Aladro, "EL CAMINANTE" 
¨ QUIEN CONMIGO VA ¨ 
Exposición de escultura con los poetas de Jerez . -
Un dialogo entre los poetas y el escultor Ernesto Aladro sobre el ser humano . -

Sala ¨Pescadería vieja ¨ inauguración , viernes día 7 de Marzo, 2014)