lunes, 23 de octubre de 2017

Me tocó perder..


Estoy perdida en el desierto de este vacío,
cansada de desenterrar corazones de la arena,
en esta soledad, de tener que ahogar los suspiros,
de tener que sujetar fuertemente a las estrellas,
de escribir en un papel lo que no puedo decir al oído,
de tener que tapar los deseos hambrientos de la niebla
por todo  lo que se lleva el olvido,
de tener que poner punto y final a los sueños.

Me escurro en la penumbra de las palabras
cansada de las falsas pasiones y las carcajadas,
de tropezar siempre con la misma piedra,
de tener que chocarme una y otra vez contra la ignorancia,
de que me utilice el destino como una falsa moneda
y de jugar siempre con su cara o su cruz...
De que siempre me toque el perder.

Estoy subida en el abismo del horizonte
Y desde allí grito al universos los sinsabores del mundo,
los giros a medio punto que da la vida.
Poco a poco mis pulmones se hacen eco con el torso de mi cuerpo
confundiendo el aire, la sangre y el pudor que llevo dentro.
Siento como lo contamino todo,
 el néctar de mi azahar se dosifica entre mis dientes
y reservo algo para beberlo con el amor.
A dentelladas, como  del mundo, abrazo a la vida
y sigo jugando con la falsa moneda…
Aunque siempre me implore a los altares de mis Dioses,
 siempre me toca danzar entre rechinar de espadas.
  
Desterrada estoy como los pájaros sin alas
que hacen sus nidos en las cloacas de los inviernos.
Me debo a la tierra como el árbol a sus raíces,
a la fosa donde arrojan las falsas monedas de celos y rabia,
donde se  desintegran con el óxido caliente del ADIOS.

De nuevo me lanzo  a sus profundidades,
a los dientes de la tierra que lo soporta todo,
levanto mi vista ante los corazones que me llevó a  perder
y en el acantilado de la soledad, como un náufrago,
una vez más…le tapo la cara a la luna
 y sigo acariciando los mordiscos de la ternura.


María Sánchez/ octubre 2017
(Reservados los derechos)
Del poemario: TAPÁNDOLE LA CARA A LA LUNA

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