(Dedicado a mi amiga Antonia Maillo, amor polifacético de una canción)
La amistad es un jeroglífico,
unas veces se sabe descifrar y otras no.
En la belleza del camino,
en una mañana de niebla,
cantan los sonidos de la Paz,
clamando en el universo.
Su grito se hace eco
y la naturaleza, en toda su amplitud,
se hace música para bailar con nuestros pasos.
La vida nos puso a caminar por el mismo sendero,
en el mismo tiempo y en distinto espacio,
los verbos se vistieron de color
y en el pentagrama del silencio
se produjo la magia del polifacético amor.
Nos miramos en el espejo azul del infinito,
buscando el refugio ofrecido por el cielo,
dejando atrás la sepultura de la Madre Tierra
donde invernamos para volver a nacer...
Ansiosa de la llegada de los inviernos
nos despellejamos como las culebras
quedando desnudas
y volvemos a vestirnos
con el plumaje de la primavera
para convertirnos en la metamorfosis
de las espinas de una rosa.
María Sánchez
poemario: MUNDO QUIMÉRICO
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