Viajé al centro del paraíso llamado universo,
desorientada por tanta maldad en los quicios de la tierra;
viajé al recuerdo de las profundidades donde yacemos,
en las hojas de rutas de los horizontes borrosos,
en el edén de un epitafio en blanco
y en las páginas cilíndricas de un yo hundido,
acompañada de un gran interrogante que nunca se cierra
cuando la inconsciencia es la asesina del planeta.
Viajé y encontré la memoria en solitario,
pregonando frases sin
consonantes ni vocales,
en la intimidad de la naturaleza, tapándose el rostro,
alumbrada por la luz de una selva olvidada
y perdida entre la sed de la tierra
porque nadie le había puesto nombre a la maldad:
árboles desnudos tiritan de frío
y los pájaros no tienen donde portar sus nidos.
Viajé con mi único equipaje:
mi maleta de versos, llena de esperanza,
escritos con tinta de
las venas de miles de poetas,
acompañada de la mística música,
entonando la
nostalgia de apagadas manos
cuando solo se encuentra la soledad,
animales desnudos gritando piedad
y la sequedad de las miradas para salvar el planeta.
Sigo sin rumbo,
recorriendo los
cuatro puntos cardinales,
buscando dónde encontrar el secreto
para tapar tantas grietas encarnadas,
dónde está la fosa para arrojar las cenizas
de la basura que invade el interior de los mares….
Pido al sol purifique mi llanto de impotencia,
la primavera no muera nunca
y regrese cada año
y regrese cada año
para vestir de flores este planeta
y así, poder cerrar el epílogo de estas páginas…
MARIA SANCHEZ
POEMARIO: EN LOS LAGARES DEL TIEMPO
Reservados los derechos
No hay comentarios:
Publicar un comentario