Soñé un mundo mágico,
imaginándome como sería un mañana
desinfectado de
hipocresías y mentiras.
Cobijé en mis
manos la nostalgia del desierto
y limpiando el polvo que cubría a mis ojos,
apareciste como un oasis dando vida
a los caminos cerrados por la polvareda.
Siguiéndote, tras las huellas de arena,
sin saber quién eres,
sin saber quién eres,
he gritado contigo en
manifestaciones de olvido,
persiguiendo sueños y construyendo futuros.
Contagiada por esas sonrisas, desatadas y alocadas,
te he desvestido en
la penumbra de mis desvelos,
con el solo deseo de tenerte y no perderte,
robando miles de
versos a tus páginas blancas,
intentando unir tu universo y mi mundo.
Ahora… no veo el desierto ni el oasis
porque la polvareda
tapa
el turbante que cobija a los sueños.
Tú, en mi mente,
siempre serás la arboleda de fantasías y magia.
Maria Sánchez/ Abril-2019
POEMARIO: En los lagares del tiempo
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