No sé, cómo llegaste a mis manos...
Como un imán se buscaban una a la otra
y sin previo aviso, se unieron.
No sé, cómo llegaste a mis brazos,
cómo sentí ese calor
humano que no se desintegra.
No sé, cómo llegaste a
mis ojos,
ciega de coraje resplandeció,
nos iluminó esa luz,
con un discrepante idioma,
con una diferente textura
dos rayos sumisos
dos rayos sumisos
y un nuevo clima que nos envolvió.
que no se disolvía en la atmósfera,
No sé, como llegaste a mi boca,
eramos un suspiro incontenido
comparable al tacto y sabor de los melocotones
que no se disolvía en la atmósfera,
Poco a poco fuimos eco,
locos amantes,
viviendo miles de historias
aquellas, invitadas por bellos momentos…
Nuestros cuerpos fueron árboles,
de raíces profundas e inmensas copas,
no la arrancaron los temporales
ni las ventiscas del invierno,
hasta que nos convertimos en libélulas
y volamos con las alas del tiempo.
María Sánchez/ marzo,2019
POEMARIO: En los lagares del tiempo
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