A veces,
me gustaría saltar al vacío
y comprometerme con el demonio
para probar un poco del licor de tu boca,
saltar al poniente
para colgar del limbo,
que a veces, tropieza con mi ropa.
A veces,
me refugio en el frio de otro cuerpo,
lo abrazo como un guerrero a su armadura,
los gases de mi cuerpo
se desprenden sin ataduras
cuando fluyen los deseos
y el paréntesis de un verso
se hace eco difuminado
entre acantilados y rocas.
Y… muero en la arena,
simplemente, como una ola.
Mari@ Sánchez/ 2017
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