El
deterioro del tiempo,
como un
piélago de olas apasionadas
se
apodera del atardecer,
nace
frente a los acantilados,
al
compás del color y la música
que el
mismo ritmo produce,
navega
hasta la orilla de La caleta
y camina
por el mapa desintegrado
de la
palma de mi mano.
Alma
y corazón,
son dos
mares en dos orillas opuestas
sin
diferenciar idioma,
raza ni
religión…
solo con
mirasen a los ojos,
el
viento los arrastra,
como la
espuma y la sal,
entre el
atomizar de olor y sabor
son el
uno para el otro…
Y se
produce la metamorfosis del amor.
María
Sánchez/ marzo 2017
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