Paseo por la orilla buscando tu cintura,
donde tus manos, indiscretamente,
dibujaron el corazón
que atrapa a los
sueños.
Dejaste que el viento silbara fuerte,
secara nuestras mejillas
y, se esparció el
frio de nuestro interior.
Entonces, estallo la paz en suspiros
y la agonía de la vida
se hizo notas de canción.
A orillas de tu mar,
donde las gaviotas anidan,
mi voz se hace eco
gritando el nombre de la ilusión.
Sola, de espalda al mar…
ante la tarde con su bramura
y la musicalidad de la lluvia,
Intento calentar un beso
que busca mi yo.
María Sánchez/ octubre 2016
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