Entre dos orillas sopla el viento del olvido,
sueños olvidados en las rocas,
suspiran las grietas que se abren,
las olas tímidamente miran
escupiendo la sal que deja el oleaje
y se llevan todas aquellas palabras
escritas entre lágrimas y sollozos
que engendraban mis poemas.
Dos corazones se despiden en la arena
y sueltan el nudo de sus manos:
Uno llora la soledad en la que queda
y el otro sigue el ritmo acalorado
de los labios que le esperan.
Llévate, viento del olvido,
las cenizas de lo que ardió en el fuego,
el humo de los castillos en el aire,
las lágrimas de cristal con las que llore
liberando su nombre de mi garganta,
ahogando la desdicha de mí pena,
ahuyentando la negra sombra que me acompaña
y recobre el coraje
de vivir que da el verano
en los horizontes nuevos de las playas.
Llévate los besos que en la boca guardo
volando hacia la orilla blanca y azul de la esperanza
para que los sueños broten sin pasado.
María Sánchez/ septiembre 2016
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