Si pudiera robar las palabras
y adueñarme de los suspiros.
Si pudiera cruzar las
miradas
y cautivar los sentimientos.
Detenerlo todo en la infinidad de la memoria
de un jardín marchito…
Si pudiera ser su
amante,
poseer su corazón sin tener en cuenta
la identidad del presente...
Si pudiera abandonar todo
para entrar en su cuerpo y en su mente,
apretar su mano y acariciarla,
como cuando nos vamos del mundo…
Si pudiera detener todo
para conquistar sus
sentidos,
endulzar la desdicha de la vida
con sabor a rosas aterciopeladas
y en las espinas de
sus tallos
posar los besos suyos y míos...
Las nubes,
los regaría al romper
el alba
para que no se marchiten
y la eternidad,
rebobinaría el pasado
hasta convertirlo en olvido,
los simplificaría en
versos sin fronteras,
porque serian por siempre,
frutos del amor que nos tuvimos.
María Sánchez/ noviembre 2016
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