¡Qué hiperactiva
es la noche,
sabiendo que
tu no estas…!
Tu piel me
susurra,
es como un velo que me va cubriendo,
al caer sobre la mía,
prende como un rayo y nos va iluminando.
al caer sobre la mía,
prende como un rayo y nos va iluminando.
Tu piel se
enreda como la yedra
de este jardín prohibido,
me acaricia
en la soledad
y estimula lo que quedó dormido.
Tu piel es
la fuerza magnética,
que me busca
cuando duermo,
me encuentra
en los desvelos,
en los más
maravillosos anhelos
y se aprovecha de mis deseos.
y se aprovecha de mis deseos.
Tu piel proyecta sobre la mía
los
silencios de mujer que llevo dentro.
Cierro los
ojos y aspiro su aroma,
es la flor
que adorna mis fantasías,
me abre los cincos sentidos
y poco a poco acontece
esta pasión
adherida en lo más íntimo.
No importa los otoños deshojados
ni la
soledad de la madrugada,
ni el
espacio acaecido,
ni la ternura de la oscuridad…
Tu piel es
la promesa
que vuelve porque no olvida.
Se enreda, cada vez más...
Se enreda,
me despierta,
se enreda,
me libera,
se enreda en
mis sueños
y vuelvo a
tener ganas de ti,
de ese amor
que no mata el tiempo.
María
Sánchez/ Julio 2018
POEMARIO: Dos mujeres al borde de la esperanza
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