Nací en una jaula de invierno,
viajé por milenios de
años,
amputando letras… dando vueltas,
sin brújula, tras los
kilómetros de mis pasos,
perdiendo el follaje de las hojas de acero,
repostando en las estaciones de otoño,
encerrada en una maleta de versos.
La niña que fui, hasta la mujer de hoy,
empujada por los tacones de unos zapatos,
se mece sobre pisadas
olvidadas
y la mezcla de nuevos
sentimientos.
He aprendido a
caminar bajo los ojos de la luna
por comprimidas veredas y caminos espigados.
Soy una humilde poeta,
en los brazos de la añoranza del diablo
y en las cercas de los pájaros de un cuento abstracto,
donde sigo fabricando versos estampados.
Mi corrompida maleta de versos olvidados,
siempre viaja con restos del pasado.
María Sánchez/ noviembre- 2017
Reservados los derechos
( Del poemario: Tapandole la cara a la luna)
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