martes, 28 de noviembre de 2017

La rosa de mi ausencia...


Los cuerpos heridos de frío
se desprenderán de los abrazos,
 ya no habrá espinas que pinchen mis dedos
y los ojos lloraran el silencio eterno,
porque ya no amanece sobre mi regazo aquellos labios.

Los atardeceres caerán en retazos
y mi boca dirá el último adiós
porque de sus voz se apagaron los “te amos”.
Dormiré en mis recuerdos aquellos suspiros,
quizá, iluminados por la luz del faro,
acurrucados con el calor de mi pecho,
porque ya no tengo rosas que vengan de sus manos.

En la distancia se perderán mis pasos sobre la arena
como se diseminan los besos,
que en el agua quedaron reflejados.
Una flor barrera la espuma de mis olas
y con su aroma cálido esparcirá mi ausencia,
porque ya no me espera la que me regalaba rosas.


María Sánchez/ noviembre, 2017
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