Vete de esta
sin-razón
que habitas
a cada momento,
vete de este
mundo que creaste
atrincherando
las ilusiones
con caricias
y besos…
De esta cama
de amor
por donde
paseamos los cuerpos.
Que la luna apague la luz
y se lleve
los bellos recuerdos.
Vete de este
corazón,
ya… no
tienes el poder,
dejas que se
purifique con cada latido
y se tiña con
el tiempo mi sangre.
Dejas que se
vista de color el odio,
la realidad
de mis lágrimas manen,
sobre la
soledad de mis labios
y que mi
sombra a oscuras camine
por pasillos
y laberintos.
Ya no eres
el licor o el vino
que con
prisa calmabas mi sed.
Ya, sólo
eres el agua y la mentira,
que he de
dejar correr
entre la
realidad y la despedida,
fingiendo lo
que no se puede dar sin querer.
Ya no hay
amaneceres ni razones,
ni llantos
en la habitación de un hotel.
Ya no eres
el placer de los sentidos
donde
se desnudaba mi esperanza mes a mes.
( M.
Sánchez, 25-6-2014)
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