(Elegía a Miguel Hernández)
En la distancia se pierden
los pasos en los caminos
como se diseminan los besos entre tantos pesares;
se escribe una vida
en los campos arados
y los adiós con la tinta de los olivares.
Sus ojos lloran el silencio eterno
y ya no habrá barrotes
que aprieten sus manos…
Sobre su cuerpo herido de
frío
amanecerá el boceto de aquellos labios
y se perderá en el
perfume de un abrazo.
Una cebolla barre la espuma de la primavera
y con su aroma
cálido esparcirá su ausencia.
Seguirá prendiendo "el rayo que no cesa"
y permanecerán los versos bajo la sombra de su
higuera.
Unas campanas cantaran los últimos poemas
y, los atardeceres caerán en retazos
porque ya sus ojos se apagaron…
Dormirá en sus recuerdos aquellos suspiros,
quizás, iluminados por la luz del ocaso,
acurrucado con el calor de unos pechos
y, una oración, en silencio...,
sonará como melodía del pasado.
María Sánchez/ enero 2019
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Código de registro: 1901079550313
: 07-ene-2019 15:43 UTC
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