En el deambular de los recuerdos
están los sueños colgados
como se cuelgan los versos
en la cuerda de mis sentimientos
y los chiquillos juegan tirando piedras:
¡A ver, quien llega más alto!
Regresan unas hojas cansadas
huyendo del escozor del verano,
perdidas entre distintas sendas.
Revueltas con el viento de otoño
siguen las huellas que les identifican
y el agua de lluvia que las pudren
las convierten en estiércol de cultivos.
Este amor, cada día más,
es la metamorfosis de tormentas y silencios
porque lo que el viento no barrió
sigue fermentando en los lagares del tiempo.
María Sánchez/ octubre, 2018
Reservados los derechos.
Del poemario: EN LOS LAGARES DEL TIEMPO
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