Estos ojos que te amaban
y con sólo mirarte te desnudaban.
Estos ojos que te subían a montañas soñadas
y a la mar en calma.
Estos ojos que te desbocaban
y te llenaban de la
paz que te confortaba.
Estos ojos que te deslumbraban
llenos de sinceridad y sosiego del alma.
Estos ojos que te lloraban y te lloran
porque te aman…
Estos ojos no pueden desprender odio.
No… sólo impotencia y pena,
rabia y desconsuelo,
al oír unas palabras que acusan y condenan,
despojando a un corazón de su ego
y a una extraña mirada
con notas teñidas de
azul y negro,
donde los principios no tienen que ver con la dignidad
y quien abrirá los ojos primero.
María Sánchez 11-5-2014
( Reservados los derechos)
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